Rebeca Pérez vuelve de Gaza para contárnoslo de primera mano

Gaza Reconstruyendo Sonrisas 2016

 

Ha pasado un año y cuatro meses desde la primera expedición de la caravana “Gaza Reconstruyendo Sonrisas” y tres payasas y un payaso están de vuelta en la Franja de Gaza. Por delante una semana de espectáculos para niños y niñas y talleres a lo largo y ancho de la Franja.

No es la primera vez en Gaza para el grupo por lo que las primeras impresiones nos hacen comparar con lo vivido hace más de un año. La primera expedición fue dos meses después de la operación militar “Margen Protector” en la que el ejército israelí asesinó a más de 2000 personas, 500 menores de 18 años. Ahora percibimos una calma, una sensación de “vida normal”, dentro de lo que puede ser normal en la Franja de Gaza, muy distinta a la primera vez.

El primer día los espectáculos son en el campo de refugiados de Jabalya, el más grande en territorios ocupados Palestinos con alrededor de 200.000 habitantes. Es increíble ver las caras de niñas y niños riendo a carcajadas. La mayoría de ellos es la primera vez que ven un espectáculo de circo, en cambio saben perfectamente como suenan los F16, las bombas y los drones que el ejército israelí prueba en la Franja de Gaza para luego vender a otros países entre ellos España con el sello de “probado en combate”.

Segundo día Beit Hanoun, una de las zonas más devastadas en los últimos ataques, el año pasado había calles enteras reducidas a escombros, este año hay solares. A pesar de todo la vida sigue y no faltan las risas y las caras de asombro al ver los espectáculos.

Ese mismo día por la tarde vamos a la escuela de circo de Beit Lahiya, donde un grupo de chavales entrena a diario desde hace tres años, el cambio desde que dos de nosotras les conocimos a finales de 2013 hasta ahora es increíble. Entrenan acrobacia, portes, malabares, equilibrios, hacen espectáculos y han formado un grupo de payasos y payasas de hospital que varias veces por semana va a uno de los hospitales especializado en infancia que hay en Ciudad de Gaza.

El circo es relativamente nuevo en la Franja, este es un grupo autodidacta que de vez en cuando cuenta con gente de otros países para hacerles talleres puntuales, como es nuestro caso. A menos de 150km, en Ramallah, hay una escuela de circo con profesores estupendos que ya han intentado desplazarse a Gaza a hacer cursos con este grupo, pero el gobierno israelí niega sistemáticamente el desplazamiento de unos y otros para este fin. El circo para este grupo de Gaza es un entretenimiento, una vía de escape, una forma de voluntariado en hospitales o quizá una futura forma de vida. Lo que es seguro es su compromiso e ilusión, motores de cambio social para una juventud que en muchos casos ve una vida sin futuro.

Gaza Reconstruyendo Sonrisas 2016

Los dos últimos días toca ir al sur, Rafah, Khan Younis y Nuseirat, de un espectáculo para 2000 niños y niñas en un colegio a otros encajados en pequeñas habitaciones de asociaciones de barrio, con la gente apiñada. De nuevo más risas y caras de asombro al ver a una maga, una equilibrista o un acróbata. Y en nuestras cabezas la alegría de poder estar aquí, de saber que nos llevaremos de vuelta a España mucho más de lo que dejamos, con un compromiso, contar lo vivido para que la gente sepa lo que pasa en este rincón del mundo y una pregunta recurrente ¿podremos volver?… porque la Franja de Gaza es una cárcel a cielo abierto para cuyo acceso son imprescindibles permisos del ejército israelí que solo se conceden a personal humanitario y periodistas. En nuestro caso, sin el apoyo de Creart, una ONGD de Barcelona que lleva desde 2005 trabajando con infancia en la Franja, sería imposible hacer estar caravana porque, al fin y al cabo, ésta es la “normalidad” de Gaza, la de una prisión en la que 2 millones de personas permanecen recluidas y se levantan cada mañana sin saber que tendrá previsto Israel, con el beneplácito de la comunidad internacional, para ese día…

Pero lo normal en Gaza también son calles repletas de niños porque el 60% de la población es menor de 18 años. Son camiones llenos de gente y música que recorren las calles celebrando bodas. Son caras sonrientes cuando dices las pocas palabras que sabes en árabe y que te respondan siempre un “ahlan” (bienvenido). Son cortes de luz diarios a horas concretas dependiendo en la parte de la Franja en la que estés y que como extranjero no aciertas a recordar. Es que todo el mundo quiera invitarte a su casa a comer aunque seáis diez. Es escuchar frases como “ya va tocando que Israel nos ataque porque ha pasado un año y medio desde la última operación a gran escala y esto es periódico”, o que le digas a un amigo que no fume tanto y te responda que en Gaza es más fácil morir de un bombazo que por fumar. Es preguntar una semana antes del viaje si la planificación está cerrada y te respondan riendo que claro que no pero que no te preocupes que estará a tiempo…y siempre está, hasta el punto de decidir en el mismo día hacer un espectáculo más y con una llamada de teléfono tengas, dos horas después, a 200 niños y niñas sentados esperándote.

Todo esto también es la normalidad de Gaza.
 
Escrito por Rebeca Pérez

La caravana Gaza Reconstruyendo Sonrisas sería imposible de realizar sin el apoyo de Creart que nos da toda la cobertura legal necesaria para poder acceder a Gaza y nos deja participar en sus proyectos de formación de formadores y apoyo psicosocial a través del arte y de Aaed y Mohammed, trabajadores de Union of Health Work Committees que no se despegan de nosotros desde que ponemos un pie en Gaza hasta que salimos.

Durante esta expedición el ejército israelí asesinó a un niño de 10 años y su hermana de 6 en un bombardeo en el norte de la Franja.

 

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