MalabHaría 2016 – Letras con aires de crónica
Del 2 al 4 de Enero 2016
 

No es difícil pensar que en las islas Macaronésicas el tiempo es benévolo para los que la visitan: cielo intensamente azul, brisa suave, mar en calma reflejando sus profundidades y un ambiente de pausa y disfrute pintado por los miles de turistas que en fechas navideñas eligen, en nuestro caso, Lanzarote, para huir del frío y del invierno recargando así baterías para poder llegar con mejor talante a alguna estación más dulce (si es que el cambio climático les deja).

Y así comenzamos el esbozo de nuestra pequeña historia.

Y allí en esa isla chiquita de las Canarias, en un pueblo de la punta norte todavía más chiquitito, encontramos a nuestro personaje sin rostro, sin edad, sin una formación cultural definida y con solo un lazo de unión con el resto de personajes: sus ganas de circo y malabares.

 

Letras con aires de Crónica

 

Ese es el perfil del espectador con el que los 20 magos del arte circense que este año se enfrentaron a los tres escenarios del primer Festival de Circo Teatro del año, el Festival más isleño del panorama español: MalabHaría.

Y van nueve, nueve años de circo con aires revolucionarios, donde los artistas contratados desembarcan con aires de fin de fiesta (el mismo uno de enero) con sus maletas de tan dispares formas como lo son ellos mismos con respecto a cualquier otro artista que pisa esta isla.

Porque, querido lector, ellos son puro circo, la única premisa para poder estar en este Festival.

Y así bajan de esos aviones los reyes del circo.

Este año un Mini enorme con una mochila cargada con 20 patas rojas en forma de sillas, dos Hermanos totalmente Infoncundibles (premio del Público con «Qué raro, ¿verdad?») acompañados de Otro y su Banda, unos tipos con nombre de prefijo malabarístico, los Nueveuno con una sinergia tan pura como complicada, sin olvidarnos de un artista muy loco con catana en mano (Querol), muchas pelotas de rebote dominadas por un elegante Fernando Pose, un grandioso domador de cuerda lisa conocido con el nombre de Emiliano Ron (yo lo llamaría Pureza Emiliano), Vargas y sus equilibrios poéticos cual dios griego de mármol eternamente majestuoso en su trono y besado por la divina Lidia y sus scraps, una amazona con mirada fija en su objetivo : hacer volar su arte, Silver con movimientos y figuras nunca vistas en estas tierras y un violinista sobre la inestabilidad de sus cuerdas flojas, un Weibel llamado Alex (premio Malabart) que convirtió en olla a presión un teatro a punto de hacer estallar más de quinientas almas sorprendidas y apabulladas por ver tanto arte sobre el escenario.

 

Letras con aires de Crónica

 

¡Y me habían dicho que MalabHaría era un festival familiar! ¡Con ese plantel de malabaristas!

Bueno, en realidad lo es, familiar porque las personas que vienen con el traje de artistas se convierten tras la segunda comida a base de pescado fresco frente al embrujo de un mar intensamente azul y muchas risas, en un equipo muy unido que, comandados por un Juand de Malabart.com y una Jelen en producción, hacen suyo el Festival trasladando esa buena onda, año tras año, a cada uno de los espectáculos que nos muestran.

Familiar porque casi seguro es el único festival tan grande en arte y artistas con tan poco equipo organizativo detrás (dos seres que manejan todos los hilos).
Familiar porque el público se encuentra en un pequeño e idílico pueblo isleño, tomándose unas cervezas y charlando con un tranquilo Emiliano, o haciendo nuevas amistades con Dani o el «Mínimo» Rubén Barroso.

Familiar, sorprendente, emotivo y muy circense.

Así es el MalabHaría.

 

Letras con aires de Crónica

 

Tres días de puro circo, siempre los días 2, 3 y 4 de enero, para concentrar toda la magia que tiene la navidad y los días previos a la festividad de Reyes y encauzarla para un disfrute del Festival mucho mayor, alejándonos casi a propósito, de los días llenos de consumismo y derroche.

Porque Malabharía consume circo y derrocha arte y eso nadie lo puede negar y ¿quien se resiste a subir a Haría y llenar el teatro y la calle? ¡Nadie!
Casi tres mil personas gozaron de lo lindo de los dos espectáculos diarios, en un municipio de no más de 5000 habitantes. Un Festival que pinta muy bien, crece a buen ritmo y que claramente se despunta como uno de los Festivales más especiales del panorama nacional.

Se buscan artistas circenses y malabharianos, de alto nivel técnico, con números sorprendentes y hechos desde la pasión, se necesita público para disfrutar y llenarse de arte a borbotones, se necesitan personas con ganas de gritarle al mundo : la vida es puro circo.

Este es el cartel que muestra la web del Festival, ya preparándolo todo para la edición diez, un décimo aniversario que vendrá con sorpresas y novedades con una única condición: CIRCO Y MÁS CIRCO.

Estaremos a la espera, ansiosos.

MalabHaría, un festival que nació en un click y ha crecido para transformarse en un «big».

 

Letras con aires de Crónica

 

Escito por Susana Gómez
Fotografía de Pío Morales

 

  • Galería de fotos de la última edición del festival.
  • Web oficial del festival.
  •  

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