Aventura pirata. Capítulo 3. Un giro inesperado.
Sábado por la mañana. Prefallas. Levantamiento mañanero óptimo, a las nueve y media persiana para arriba, un par de gritos y dos patadas en la cama del Dr.Kuelguín, es una marmota el nota. Abre un ojo, se incorpora, pilla un cigarrito apagao del cenicero, se lo enciende. Me mira y me dice:
Marcos: Buenos días Rodri -con un tonito sarcástico, referente,supongo. A la manera de despertarlo después de estar sonando el despertador desde las nueve y cuarto y no hacerle ni puñetero caso.
Komotedigorodrigo: Me piro a la ducha Marquetes, vete espabilando que hay que aparcar chavalote.
El desayuno del hotel era una pesadilla. Decidimos irnos a un bareto que descubrimos la noche anterior y nos dieron bien de cenar.
Panza llena. Cuenta, paga, propina y para Valencia. Diez y media de la mañana, no está mal. Los Marea a todo trapo y a la furgoneta. Hemos mejorado mucho los tiempos el Dr y yo. Ya son años.
Al llegar a Valencia había partido en el Mestalla, un follón. Dejamos el coche a las tres vueltas en un sitio que solo habilitan cuando hay fútbol.
Habia luego que volver, pero era temprano y aquello era un follón, habíamos apostado por esa parte del río, previo estudio de la situación el día anterior. Nos dimos una buena pateada para conocer las zonas el viernes, mientras buscábamos habitación inútilmente por el centro nos hicimos el trabajo de campo. No hay mal que por bien no venga.
Decidimos avanzar y salir del follón del fútbol para encontrar un barrio con zona blanca que estuviera lo mas cerca del centro posible. Así, ya luego, iríamos directos con la furgo, en cuanto empezara el partido la podíamos mover, además, todo Valencia pendiente del partido afecta de manera negativa en los espectáculos de calle, la peña no está a lo que está, si es que está. Se nota en todas las ciudades. Pensé: «jodido fútbol»
Empezaríamos a currar ya sobre las tres.
La jugada nos salió redonda, encontramos el barrio, volvimos a por la furgo y fuimos hacia el barrio. Aparcamos, nada mas entrar en una calle a la sombra. Chananana. Eran las doce y media pasadas. Y estábamos a quince minutos del centro andando sin pagar aparcamiento.
Nos fumamos un piti, nos tomamos una birrita de lata y nos pusimos a bajar los trastos y a cambiarnos de ropa.
Todavía no habían cortado las calles del centro ni la plaza del ayuntamiento, así que fuimos directamente a la plaza de la virgen.
Solana, calor, poca gente, algún que otro maik y algún que otro petardazo. Ok, Buscar sombra y esperar.
Derepente me doy cuenta de que tengo un poco de miedo escénico, ciudad nueva, sitio nuevo, ambiente con tonos agresivos, alcohol, petardos, excitación. Mierda, demasiados días sin currar bien, demasiado tiempo sin dar una, merma la confianza, comienza la lucha interna.
Llega el momento, solo hay un sitio para currar, están montando en la plaza la estructura para la ofrenda de flores. Hay otro grupo de artistas por el otro lado, aquí va a dar la sombra primero, se nota que no es un sitio natural para trabajar pero son prefallas, la plaza no está como de costumbre. Se está levantando viento.
Compartimos espacio, comienza Marcos. Necesito pensar.
Cuando lleva un rato de convocatoria aparece la poli.
Policía: Buenas tardes
Komotedigorodrigo: Buenas tardes, -contestamos ya, resoplando en su cara-
Policía: ¿Tienen permiso para hacer esto?
Komotedigorodrigo: No
Policía: pues los daban
Marcos: pero es que nosotros no necesitamos permiso para hacer esto. No estamos haciendo nada malo, es más, estamos aportando cultura, risas y humor a la calle a cambio de la voluntad del público, de lo que ellos deciden echar en la gorra. Y les estamos haciendo una animación en la calle al Ayuntamiento, que contratada vale mas de quinientos euros.
Policía: Ya pero hay una ordenanza que dice que bla bla bla bla bla bla…
Komotedigorodrigo: Mire señor agente este es nuestro trabajo, lo hacemos en la calle, de esto comemos y llevamos el dinero a casa y usted no me puede negar eso, más que nada porque va a ser peor para vosotros como nos quedemos atrapados dos semanas en su ciudad porque no nos dejan trabajar, al final trabajaremos, sacaremos nuestro dinero y nos iremos y ustedes se pasaran las dos semanas detrás de nosotros y nosotros trabajando sin que nos veáis y en cualquier sitio. Me va a tener en mil plazas el fin de semana y trabajando en cada terraza y en cada semáforo los días de diario. Ustedes verán.
Policía: Bueno en ese caso tendríamos que multarles y proceder a la incautacion de su material de trabajo.
En este momento, el Dr y Yo, empezamos a aplicar nuestros protocolos.
Marcos: Bueno, multenos, nos da igual. Pero si usted decide intentar quitarnos los trastos, nosotros comenzaríamos a grabar en audio la conversación, les pediríamos sus números de placa y que nos enseñaran la misma y luego llamaríamos a la policía nacional denunciando que se están ustedes excediendo en el ejercicio de sus funciones y que no consideramos legal que nos incauten nuestras herramientas de trabajo porque vivimos de ellas. Y que se presenten inmediatamente a mediar porque nos están extorsionando y tenemos miedo.
La cara del madero después del discursito del Dr era para haberla imprimido en una camiseta.
Llevamos tiempo investigando, sobre todo yo. Pero se las cuento a Marcos, la ponemos en discusión. Me ayuda a mejorarla y tiene huevos a soltarla y a tirarles de la manta, siempre estás a tiempo de largarte y punto. Bueno, hay un punto de no retorno pero nunca se ha liado parda de momento. Además, no siempre nos funciona, depende del tipo de policías con los que te encuentres.
Luego añado yo, acto seguido.
Komotedigorodrigo: Mire agente, nosotros no tenemos nada en contra suyo, queremos que sepa que vamos a respetar su trabajo y vamos a procurar que no nos vean trabajar, pero si nos vé, queremos que sepa también que no nos estamos riendo de ustedes ni lo hacemos por chulería, es que tenemos que comer y pagar el alquiler y este es nuestro trabajo.
Ya los tenemos¡¡¡¡¡¡¡¡¡
Policía: Bueno miren, procuren que no les veamos. A las cuatro nos vamos, no se que le dirán a los del turno siguiente, ahora no pueden trabajar en esta plaza, vuelvan luego que el tema se suaviza bastante a partir de las siete.
Marcos y yo asentimos, vamos a rebuscar un sitio. Pero en Valencia trabajamos.
La charla ha estado bien pero nos ha jodido un poco, es extraño. Daban buen tiempo y se está nublando, cada vez hace más viento y fresquete.
Decidimos tomárnoslo con calma e ir a tomar un café. Reunión de la junta directiva.
Tras ratos de buscar sitios, nos dimos cuenta de que no eran fallas aún. La calle se iba vaciando, era sábado pero se estaba nublando y el centro de Valencia no lleva el rollo que el de otras ciudades. A lo tonto, dieron las siete. Volvimos a la plaza de la virgen y ahí si que había gente obviamente.
Seguía la Policía, decidimos esperar, ha parado un poco el viento, esta empezando a atardecer.
Voy a por agua y una birrita para compartir y a la que vuelvo ya se han ido los maderos y el Dr esta montando. Abrimos la birra, le paso el agua y se pone a convocar. Pedazo de función, pero no fácil. Convocatoria larga y delicada, la gente desconfiada, el corro no se terminaba de formar bien, poco a poco se la va haciendo el listo, que bueno es el Marcos. Llegan al corro unos chicos y chicas jóvenes y le empiezan a dar bola, se parten, se lo pasan bien, esto hace que la energía en esa parte del pseudocorro suba, el Dr lo ve, aprovecha y les coloca como deben estar, con un par de chistes y tonterias cierra el corro por ese lado, esta parte no está en el guión pero hay que improvisar para no perder el tiempo y conseguir la unión. Lo consigue, automáticamente los de enfrente, con un simple gesto, lo comprenden todo, ya le van cogiendo cariño al personaje, se empiezan a fiar, se están riendo, están flipando con el evento. Pero a la otra cara del corro le sigue costando, son un punto negro, han visto como se han acercado todos menos ellos y les da igual. Allá va el Marcos, trasca un par de chistes míticos un «folow me, not follou me» y en un pestañeo está metido entre ellos diciéndoles que lo van a hacer juntos, cuenta hasta tres y empieza a avanzar, un segundo de duda y le empiezan a seguir el rollo, todos para adelante, corro cerrado, retoma guion, voluntario monociclo «pin pin pan pan» arranca eso a un ritmo trepidante y la termina reventando. Me toca. Los demonios siguen arañándome el cerebelo, los miedos.
Se disipa el corro de Marcos y se queda la plaza con cuatro gatos. Ha vuelto el viento, se hace de noche….la situación requiere una fuerza que no logro encontrar, la situación esta jodida, no está hecha para mí en ese momento. Todo se tuerce, todo se apaga, la calle se muere… vamos a echar un café. El viento sube, el frió también, nos cae una gota… no lo podemos creer. Miramos la previsión del tiempo, todo ha cambiado, es Sábado y dan lluvia hasta el Miércoles. De camino al hotel con la furgoneta nos empieza a llover en la carretera.
Vamos a cenar al bar y a comentar la situación.
No tiene sentido quedarse, es mucho gasto sin producir.
Decidimos volver a Madrid al día siguiente por la mañana, currar allí por la tarde y volver a atacar Valencia el Jueves. Ya sabemos donde aparcar, tenemos el combustible que nos dió el pasajero así que volver no cuesta. El hotel lo pagamos por adelantado, dos noches.
A la mañana siguiente desayuno y para Babilonia de vuelta.
Hemos palmado, no es culpa nuestra, así es el tiempo en esta época.
Estoy triste, me siento mal, hay que usar eso para crecer y así lo hago… pero duele.
Es difícil comprender la vida a veces. Llueve para todos, pero a cada uno le llueve por un motivo diferente. Teníamos la fuerza, teníamos el plan, lo hemos hecho todo correcto, con cabeza….y no ha salido. No hay que darle más vueltas. Pero ésto solo es una batalla, nos vamos a casita a lamernos las heridas y el jueves estamos de vuelta como está mandado, en plenas fallas. Somos lo que somos y hacemos lo que hacemos y no queremos hacer otra cosa.
Esto me recuerda a un viejo poema que escribí hace tiempo.
Se llama, Artistas de calle.
Y dice así;
Sin tener que perder nada más por el camino que hemos elegido.
Más…
De lo que ya hemos olvidado.
Carecemos de cuidado para no cortarnos con el filo de la vida
pero cada corte es una lección
cada corte es un problema resuelto.
Y nos hemos cortado tanto y hemos sangrado tanto,
que por nuestras venas ya no corre la sangre,
si no esencia de pura vida.
También, traicionamos lo nuestro alguna vez
hicimos daño a quien no se lo queríamos hacer.
Aunque ahí nuestra conciencia, que no nos hace olvidar,
por eso aprendemos.
Amigos del barrio que nos hizo,
enemigos de lo que nadie predijo.
Adaptados a cada medio que pisamos
y pisados por la vida en todos los medios.
A nosotros,
aquellos a quienes la vida nunca nos lo puso fácil.
Pero aquí estamos,
aquí estaremos.
Aquí nos veremos siempre que nos necesitemos.
Porque el ejemplo de uno somos todos.
Porque alguien definió el bien y el mal
y no nos preguntó.