Aventura pirata. Capítulo 5. Cambio de aires. Ensayo y error.

 

He estado ausente, lo lamento. La temporada absorbe. No siempre encuentro el clímax para escribir. Ando corto de inspiración y justo es eso de lo que quería hablar hoy.

Al empezar a escribir en Malabart, me he dado cuenta que no sirvo para ir contando los hechos así, sin más. Para eso tendría que estar con el móvil o con la libreta en la mano todo el día. Y yo no soy así. Se tarda mucho en escribir una fiesta como las fallas, solo ese evento de cuatro días podría dar para un libro de doscientas páginas. El caso es que he decidido, si tengo el permiso de los directores, que voy a escribir aquí en relación a mi oficio y haciendo honor al título de la columna pero de otra manera, sin diario. O con, pero con la inspiración de mi lado, que es como mejor me sale. La verdad es que no se como os han gustado los capítulos del Rincón del pirata que llevo escritos, pues a mi me parece que no estoy ni de lejos a mi nivel. No sirvo para escribir por encargo, no es que no sirva, si no que no me gusta. Con respecto a las fallas os diré que al final acabaron en positivo pero no con más positivo que el de un fin de semana bueno en Madrid y eso para una fiesta de ese calibre es inconcebible.

El domingo logré trabajar, volvieron a fallar las baterías y encima enchufé el micro y me quedé con el enchufe en la mano y las clavijas dentro de la regleta. Increíble. Como dice el doctor nombrando la obra. Una serie de catastróficas desdichas.

Quisiera poner un punto y final al formato que habíamos iniciado y comenzar otro nuevo. Nunca había escrito así para nadie, todo lo que he publicado han sido artículos sueltos o lírica callejera. La narrativa no la tengo dominada, o por lo menos cuando va a marchas forzadas.

Quería escribir esto para poner una separación entre lo que empezó siendo y lo que va a ser. Comprendo todo esto como normal en este maravilloso proyecto que he empezado con Malabart. Y creo positivas, la búsqueda y el encuentro del estilo y la canalización. Ensayo y error, de toda la vida. Pero claro, no sin vuestro permiso y el permiso de los directores de la revista.

Con esto me despido, hasta mediados de octubre, cuando la temporada haya acabado, no obstante, con esa fecha ya vamos en línea habitual de publicaciones otra vez. El verano está siendo maravilloso. Julio en Euskadi un poco duro y Asturias muy lluvioso, pero Cantabria y Galicia me han vuelto a robar el corazón como cada año. El espectáculo evoluciona, la cantidad de chistes nuevos y el enriquecimiento del guión cuando trabajas tanto son flipantes. Así como las nuevas habilidades de convicción y persuasión para atrapar al público. El trabajo con el ego nunca cesa. El hombre avión cada vez vuela más alto. El corazón vibra con la vida, ya no late. Solo vibra. La  carretera siempre incierta e increíble. La vida maravillosa… El mar enorme, como siempre.

Desde a Coruña, os mando un gran beso a todos entre zorza y raxo, entre pulpos y biquiños. Entre vinos y emociones.

 

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